EPISODIO DIECISIETE: Deshaciendo el Nudo Continuo
¡Oh! hermana luna, ¿qué comes?
“Como huevos”, dice la luna.
¿Dónde están los huevos?
“Están en la mesa”, dice la luna.
¿Dónde está la mesa?
“El fuego la quemó”, dice la luna.
¿Dónde está el fuego?
“El agua lo extinguió”.
¿Dónde está el agua?
“Una vaca se la bebió”.
¿Dónde está la vaca?
“En la tierra se desvaneció”.
Esta historia, si la podemos llamar historia, me la contaba una y otra vez, principalmente mi abuela y, a veces, mi madre. No hay un protagonista, ni conflicto evidente, ni recompensa satisfactoria al final. Esas eran las historias que me contaban cuando era pequeño.
Ahora me doy cuenta de que las historias son la espina dorsal, el corazón, los pulmones y el aliento del ser humano, incluso las historias que son raras, sin sentido, sin lógica y sin una buena moraleja. Quizás las historias sin lógica sean incluso más importantes. Las historias pueden ser un medio potente de transformar nuestra forma de pensar. Se cree que en el antiguo reino del Tíbet, uno de los métodos para liderar la nación era a través de la narrativa.
Puedo ver la impactante huella que las historias dejaron en mí cuando era niño. Debido a esa historia de la luna, recuerdo que miraba a la luna con mucha atención y creía que la luna comía tortillas. Observaba todo el cielo y podía ver los diferentes colores de las estrellas. Ahora, cuando miro al cielo, el color de las estrellas parece haberse ido para siempre. Como todo, las impresiones y percepciones se van alejando y se desvanecen.
La gente dice que cuando envejeces te vuelves senil o más infantil. Si eso significa que vuelves a los recuerdos de tu infancia, entonces creo que es cierto. Han pasado más de 40 años desde que me contaron esta historia de la luna, y casi la había olvidado por completo, pero de repente, el año pasado, tuve un atisbo de un recuerdo de ella y quería escucharla de nuevo al completo. Hice todo lo posible en busca de su origen. Me llevó muchos meses y tuve que hablar con mucha gente, y al final encontré a algunos ancianos en mi pueblo natal de Kurtoe en Bután que podían recordar la historia, aunque tenían varias versiones diferentes.
Durante mi niñez en Bután y Sikkim, había algunos narradores muy buenos y les rogaba que me contaran cuentos. Hay algo significativo en el lenguaje que usan los niños butaneses cuando piden que se les cuente una historia. Dicen, rungma te shigbi. Rungma, entre otras cosas, connota una atadura o un nudo, y shigbi significa «por favor, desátalo». En otras palabras, esencialmente lo que están pidiendo es que se abra el paquete, que se desate el nudo para dar a conocer la historia. Si aceptaban, todos los niños dejábamos todo lo que estábamos haciendo y nos arropábamos en mantitas, aunque fuera de día, y nos acomodábamos para quedar hipnotizados por las historias.
Había una historia sobre un perro, una emanación de Tara, que guiaba a un niño a muchos lugares diferentes para que experimentara diferentes aspectos de la vida. Todavía estoy intentado recordar esta historia en particular. Luego estaba la leyenda popular de los Cuatro Amigos Armoniosos, sobre un elefante, un mono, un conejo y un pájaro, y cómo eran todos buenos amigos y vivían en un bosque. Había un gran árbol en el bosque que daba muy buenos frutos. Pero como el árbol era muy alto, individualmente no podían llegar a la fruta. En resumen, todos se apilaron uno encima del otro, el mono encima del elefante, el conejo encima del mono y el pájaro encima del conejo para que el pájaro pudiera alcanzar la fruta y que así todos pudieran disfrutarla. En esta historia, fue al pájaro al que se le ocurrió la idea y nos dijeron que este pájaro no era nada más y nada menos que Buda en su vida anterior. La moraleja de la historia era que no importa la especie o el tamaño, ya sea que tengas plumas o colmillos, siempre que te unas y trabajes en equipo, podrás alcanzar la fruta, o lo que sea que te propongas.
También estaba la historia épica de Gesar de Ling, cuyo relato de espadas parlantes y un caballo con cuatro ojos (dos en la parte inferior) nos mantuvo fascinados durante meses.
Desde entonces, Cenicienta, Harry Potter, Alicia en el País de las Maravillas, han tomado el relevo. Los días de historias sin sentido, sin drama y sin conflictos parecen haber llegado a su fin. Ojalá todos los niños en el futuro puedan experimentar rungma te shigbi, el continuo deshacer del nudo continuo.
Esta historia no tiene conclusión porque es una de esas historias sin conclusión.
Ojalá podamos volver a contemplar las estrellas y el claro infinito sin esperar nada .Gracias Rinpoche 🌟🌟💫💛
Mi hijo mayor (6) adora que le lea este capítulo para dormir, me pide el cuento de la hermana Luna.
Gracias Rinpoche la por compartir tan preciosa historia de historias. Esperamos con ansias la historia del niño y la emanación de Tara.
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